lunes, 26 de marzo de 2018

El paraguas


                                                        Microrrelato


 A ella no le gustaban los paraguas, no los usaba, y si llovía pues se ponía la capucha y a tirar. Por eso le extrañó ver aquel paraguas en su coche. Pensó que sería de alguna amigo de sus hijos, y que en alguna de las veces que les dejaba el coche se les había olvidado dentro.

 Al bajarlo y llevarlo hacia su piso, sintió algo extraño al cogerlo. Ya en casa les preguntó a ambos y no era de ninguno. Será tuyo mamá. Pero como va a ser mio?, si a mi no me gustan. Al hablar con ellos y con el paraguas en la mano, estaba confundida, le parecía escuchar lo que pensaban sus hijos en ese momento. Para asegurarse lo volvió a hacer, y lo mismo, les llegaba sus pensamientos, era como una antena ese paraguas, le llegaban esas impresiones cada vez mas cristalinas.

 Le cogió el gusto a llevarlo y lo hacia con todo el mundo. Ahí empezó a darse cuenta de como eran algunas personas realmente, de lo que pensaban en relación a ella. De las personas mas cercanas o queridas, familia y amigos, todo lo que le llegaba era bueno, era lo esperado, o casi lo esperado. Pero de muchos conocidos o amigos menos cercanos era diferente. Se llevó muchas desilusiones de muchas personas. Y al saber lo que pensaban de ella, y querer cambiar ella a mejor esa situación, fue casi peor, se estaba obsesionando con aquel dichoso paraguas.

 Después de llevarlo un tiempo empezó a hacer lo que le dictaba su conciencia en cada situación y con cualquier persona. Se llevo alguna sorpresa grata de las personas, puesto que aunque no estuvieran de acuerdo con ella admiraban su determinación, sentido común o saber estar en lo que se tratara.

 Un día al coger el bus coincidió con una mujer unos años mayor que ella. Vestía mucho mas joven, y el pelo lo lleva de un color azul intenso. Al sentarse junto a ella conversaron durante el recorrido, el tiempo, la actualidad, de todo un poco. Cuando llegaron al final del recorrido y se disponían a salir empezó a llover.

- Vaya!, ahora se pone a llover, y yo sin paraguas. Dijo la mujer.
- Toma, te doy el mío si quieres. Dije yo.
- Pero, te hará falta, si quieres lo compartimos.
- No, de verdad, llevatelo si quieres, a mi no me gustan mucho.
- Entonces, porqué lo llevabas?.
- Porque creí que me hacia falta, pero ya estoy segura de que no.




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