Esto que paso a escribir me pasó un sábado del pasado mes de Enero, sobre la hora de comer, y poca gente en las paradas. Al llegar a la altura de la parada situada en la calle Etruria, veo que hay una persona sentada y un carro de niño, bueno, mas que un carro normal parecía por lo grande un carro de combate.
La mujer que estaba sentada me vio un poco tarde y me avisó cuando casi ya me iba. Paré aun así dentro de la parada y pudo subir desde ella.
Al subir como sabia que se había despistado me pidió perdón mientras subía su carro de combate. Mientras lo cuadraba el carro para meterlo hacia dentro, me di cuenta que le costaba trabajo y la observe mas de cerca, y al mirarla me di cuenta que el niño lo llevaba en brazos y estaba mamando. Sorpresa la mía, y apuro de la mujer. Noté que el niño me echó una mirada como diciendo, ni se te ocurra, es mía y solo mía, y la otra teta también, por si acaso.
No solo por tardar en subir el carro se alargó un momento mas el apuro, aparte tuvo que pagar un billete sencillo, así es que ponte a buscar las moneditas, y el niño no paraba el mamón. Hubo un momento que hasta me pareció que la mujer confiando en la capacidad de succión del querubín, o la pericia cual spiderman, se soltó de manos para aligerar el momento del pago.
La mujer pagó el billete, y yo pensé, menos mal, y seguramente ella pensaría lo mismo, y el niño mamón se concentró mas vivamente en seguir dándole sin interrupciones a su pericia mamatoria, sin tener que reivindicar sus tetas, ni hacer de spiderman mientras su madre se mueve, ni que nadie le observe mientras come. No se a vosotros, pero a un servidor tampoco le gustaría que mientras come un extraño me mirara de reojo.
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