martes, 25 de julio de 2017

Añoranza y Paz




 Hoy he cumplido setenta y siete años y aunque parezca mentira, cada vez que cumplo años mas triste me pongo ese día. Porque siento que se acerca mi vejez, y porque me queda un año menos de vida, esto es lo que menos me importa, tengo la maleta preparada, llena de mi conciencia tranquila.

 Es la vejez la que me asusta, esa vejez oscura y fría, que vi en mis padres largos años de mi vida, al recordar la de ellos, le tengo miedo a la mía.

 Y recuerdo las palabras de mis padres cuando me decían, que negra es la vejez. He tenido un día triste de añoranza, he tenido aquí a mis hijos, pero han faltado mis nietos. Los nueve soles que alumbran mi casa cuando venían, y esa LUZ que por desgracia se apaga día a día. Es natural, ya no vienen a escuchar aquellos cuentos que yo me inventaba para disfrutar con ellos.

 Hoy ya se han echo mayores, ya no creen en los cuentos, tienen mucho que estudiar, así lo exige el progreso, y las horas que les faltan las pagamos los abuelos, porqué esa asignatura, no está en los libros de texto.

 Y yo no se que inventarme para disfrutar con ellos, por eso aunque los comprendo y se que es mentira el cuento, yo añoro aquellos años y bendigo aquellos cuentos. 
 Que daría yo por volver con mis nueve soles. Mis Nietos.

Pilar Alarcon Zarco


 Otro relato de la madre, de la abuela.




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