Esta historia es real, y me la contó mi tio Pedro, que fue mucho tiempo conductor de autobús. Lo que me contó ocurrió sobre principio de los años 80. Entonces todavía no trabajaba en empresa municipal de transportes, trabajaba en las lineas privadas que trabajaban por la periferia, las "perifericas" les llamaban, y todas en la denominación de la linea llevaban una p delante y luego un numero. Estas lineas algo después pasaron a ser de mi empresa, y mi tio pasó a ser de la empresa también.
Lo que me contó ocurrió en la P4, que empezaba en el puente san fernando y entraba a Madrid por lo que era el antiguo recorrido de la 104, terminando en la cruz de los caidos. El por aquellos entonces no tenía linea y le iban poniendo por semanas en las lineas que tenia su empresa privada, siempre de mañana, pero cada semana un turno y una linea diferente.
Esa semana hacía el primer coche de la P4, y en ese primer coche bajaban los primeros currantes hacía Madrid, unos hacían enlaces en el metro, o en otros autobuses ya en Madrid. En ese primer coche viajaba un joven grande como un armario empotrado, se sentaba en los primeros asientos, y amedrentaba y amenazaba a los conductores para que salieran antes de la hora, y luego por el camino metía prisa porque este "mozete" perdía otro autobús que tenía que coger luego en Madrid.
Mi tio esa semana le pasó lo mismo, el mozo hizo lo mismo que con los otros, así es que decidió al terminar su turno en San Fernando acercarse al cuartel de la guardia civil. Explicó lo que pasaba con este viajero, y el sargento le dijo que mañana se acercaría el a intentar dar solución al tema, le dijo, no te vayas con el bus hasta que llegue yo.
Al día siguiente pasó lo mismo, el joven nervioso con sus mismas prisas en la cabecera, pero vamonos!!, que pierdo el otro!!, y esperó a que llegara el sargento con su renault 4l, allí llegaron el sargento y un numero de la guardia civil, según me contó el sargento todavía venía vistiéndose por el madrugon les hizo pegar mi tio a ver ese mozo díscolo.
--buenos dias, dijo el sargento, a ver, cual es el mozete ese tan nervioso que tiene tanta prisa?
Mi tio ya le había dicho que se sentaba en el primer asiento del lado izquierdo, asi es que el sargento al subir se le quedo mirando al joven.
--tu eres el que tiene tanta prisa?, baja anda, que vamos a tomar café y hablamos un rato.
--yo?, pero si tengo que ir a trabajar, no puedo, dijo el mozo.
--no te preocupes hombre, ahora te llevamos nosotros, le contestó el sargento.
El joven grandullon se lo llevó el otro guardia civil hacia el coche y mi tio le pregunto si tenía que ir al cuartel a firmar denuncia o algo, y el sargento le dijo, no te preocupes Pedro, ya firmo yo todos los papeles.
Mi tio siguió esa semana haciendo el primer coche de la P4, y el joven no apareció en un par de dias, y al tercero llego con la cara marcada con ese café que tomaron en el cuartel de la guardia civil. Cuando llegó al bus, subió se fue hacia los últimos asientos y no abrió la boca nunca mas.
No soy partidario de que se solucionen las cosas a tortazos, para eso tenemos la comunicación, siempre se podrá llegar a acuerdos o termino medio con muchas cuestiones, pero personas como este "mozete" les vale poco la comunicación y se ganan a pulso les pongan la cara colorada, y ese cafe le vino muy bien a este joven, y por supuesto aprendió la lección de que por la vida no se puede ir amenazando y amedrentando a otras personas, porque te puedes encontrar a alguien que te ponga en tu sitio y te cierre la boca a base de "cafes".
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