Los Quintos

     Haciendo memoria hacia mis tiempos mozos (como se suele decir en los pueblos) me acuerdo de la mili y sus quintos. Los que año tras año llegada la fecha del sorteo recorrían el pueblo juntos, a modo de reclamo y despedida, se paseaban por las calles y pedían dinero a los que veían, para luego celebrarlo juntos antes de que se empezaran a marchar cada cual donde y cuando les tocó.

Remplazo a remplazo se iban marchando, primero al famoso C.I.R, (centro de instrucción de reclutas) y allí recibías la instrucción durante 45 días, después jurabas bandera y te convertías en un soldado, y 15 días a casa para ver la familia y amigos, y como no contar batallitas a los quintos que no se habían ido. Creo que había un total de 18 centros C.I.R. repartidos por toda España.

Un servidor fue de la quinta del 88 1º 1ª, (primer remplazo, primera incorporación) y mi sorteo de destino salió hacía la tercera región militar (levante). Hice el C.I.R en el numero 8 de Rabasa (Alicante), y al jurar bandera fui destinado al R.I.M. Vizcaya 21 situado en un pueblo pequeño de Valencia llamado Betera. Allí pasé los once meses de mili restantes que me quedaban. Prácticamente lo que hice en mi periodo en el cuartel fue conducir camiones. Me licencie el 1 de marzo de 1989, y con la blanca (cartilla militar) en la mano volví al pueblo echo un hombre, como se solía decir por aquellos tiempos.

De una manera o otra, era un año en las que te las veías solo, y aunque había jóvenes que al llegar allí se manejaban bien, había otros que sufrían los primeros meses. Ahora con tanto joven que ni estudian ni trabajan, les vendría bien ir aunque no fuera tanto tiempo, porque la mili a casi nadie le gustó, pero lo que menos es que fuera tanto tiempo.

El recluta, bicho, peluso, o como se les decía por entonces en muchos cuarteles ya pasó a la historia, y para los que la hicimos nos queda las anécdotas, la espera de los giros, o venir haciendo auto stop desde el cuartel con el petate encima y vestido de romano, porque entre otras cosas te habías quedado sin panoja.

Sea como fuere, ya serán historias de la puta mili.